JARAMILLO, MARIA BELÉNMURILLO FLORES, NANCY ELIZABETH2017-03-072017-03-072013-10http://www.dspace.cordillera.edu.ec/xmlui/handle/123456789/1280TECNÓLOGA EN DESARROLLO DEL TALENTO INFANTILEn los hogares que existe una falta de control, hostilidad y comunicación, los niños y niñas empiezan a demostrar una conducta agresiva y depresiva, desarrollándose en manifestaciones emocionales y conductuales, relacionándose con la inconsistencia interparental. Los niños son el reflejo de sus padres en el hogar, si el niño y niña no recibe la atención necesaria o adecuada va a tener una conducta diferente al de los niños o niñas de hogares estables. Si en el hogar el niño o niña observa agresiones físicas, verbales o emocionales él va a adoptar una actitud agresiva alterando su desarrollo emocional y conductual la misma que va afectar su entorno familiar, social y educativo. Repercutiendo en su desarrollo socio afectivo, convirtiéndolo en agresor o agredido. Los niños y niñas son una fuente de energía que absorben todo lo que les rodea y no saben distinguir lo bueno de lo malo, por lo que hay ocasiones que son los principal afectados ya que adoptan actitudes que los pueden alteran en su entorno. Como padres y educadoras debemos aprender a ser el ejemplo vivo en ellos estimularlos por su buen desarrollo y no mostrar actitudes que luego van a incitar a que desarrollen actividades negativas o pasivas, es decir que el niño o la niña pueda empezar a imitar todo lo que ve y en eso pueda crear en su alrededor una esfera de prejuicios que alteren su desarrollo emocional. Para el tratamiento del comportamiento agresivo se debe tener en cuenta dos aspectos fundamentales: debilitar la conducta agresiva y reforzar respuestas alternativa deseables. Ciertas condiciones proporcionan a los niños y niñas señales de que su conducta agresiva puede tener consecuencias gratificantes.spaopenAccessMANEJO DE CONDUCTASCONDUCTAS AGRESIVASTALLERbachelorThesis